viernes, junio 22, 2007

HEMBROS

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HEMBROS
(COMENTARIO A EUGENIA PRADO)

Los cuerpos continentes condicionan nuestros actos
y condicionan nuestros pensamientos.
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El equipo dotación de nuestros músculos y nervios,
los flujos metabólicos, lo metaestable de la vida
que no admite el equilibrio quieto, exigen el constante movimiento.
En tal sentido pues, como sabemos, nuestro sino más perpetuo
(por definición de homeóstasis) es el brutal y natural desasosiego.
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Estos cuerpos que nos cargan son sistemas, homotermos y abiertos
que intercambian la materia, la energía..
…y, según comentan hoy, la información…
con el otro gran sistema, el universo,
incluyendo en especial la tierra, a la sociedad y a los otros cuerpos…
…pero…
…pero… …la conciencia de una ostra es que en ella
la molestia se hace perla.
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¡Que me pierdo! No era ese el tema.
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Retomando.
Soy mi cuerpo y nada más…
…Nada más? Inventémonos el alma?
No hace falta.
Al menos no hace falta esa alma atormentada
que va al cielo o al infierno, ni aquella otra alma vaga
que hace ruido con cadenas en las casas embrujadas de los cuentos.
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¿O seré la cucaracha caminando sobre un plano
con rayas dibujadas por un sádico,
para condenarla al pisotón si se las pasa
(según porque me ama)?
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¿Será que arrastro en otra dimensión la cola-alma
y esa cola se me enreda en laberintos que no veo?
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Dicen dijo un viejo –aquí te endoso estos mandamientos-
Dicen dijo… los amantes de la vida-cárcel,
del ver por todos lados cielos e infiernos,
los del látigo perverso, los de la ilusión castigo-premio.
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Aquí te dejo.
Sólo un beso
y es todo hasta el momento.
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