sábado, julio 28, 2007

AMO COMO PUEDO, AHOGÁNDOME

.

.
AMO COMO PUEDO, AHOGÁNDOME
.
Camino con plomada y sin aliento por abismos submarinos
en el piélago desierto.
Hierven sobre mi cabeza, agua arriba, los océanos.
Consume al orbe el hombre en un lóbrego huracán de aceite negro.
.
La llama humana se despliega, atroz y roja como nunca,
sucia de codicia y sangre, como antes, como tantas,
en oscuras humaredas .
.
Allende de los continentes, y allende las arenas de las playas,
transito en negra angustia, el ancla bien atada.
.
Allende de las nubes y los vientos, allende de las olas,
más allende del revuelto espejo de espumas y mareas,
finco mis solares invernales en ignotas cavidades.
.
Me arrastro subrepticiamente por el rico limo
en lo profundo de la gélida tiniebla.
Infernales amenazas acosan con sonares
los oscuros socavones de mi inhóspito paisaje.
Veo los temibles reflectores de las naves al acecho
que barren incasables todos los rincones.
.
Es la guerra encarnizada con que los infames,
ahítos de masacres y pillajes,
con aves e insectos miserables
(azules de lo duros, amarillos de la envidia,
y rojos de las rabias, de los odios y barbaries),
aniquilan afanosamente por los mares,
por los cielos y las tierras, las postreras libertades.
.
Incluso en este averno muerto
quieren descartar, acaso, un furtivo desespero
que erigiera casa en tan sombrías y remotas
e insufribles soledades.
.
Más abajo de las ondas, del calor y de lo azul,
más abajo entre las aguas,
traspasando el punto ciego de mi líquido ataúd,
más abajo aún,
donde ya la luz no llega, en la plena oscuridad,
medro a pura voluntad y transida del dolor
con mi escuálido esqueleto sosteniendo mi quimera.
.
Los fríos silencios que me ocultan
se alumbran con lámparas fantasmas,
carnadas bordadas de colmillos
que extienden en bocas leviatanas
millares de fauces dilatadas.
.
Cultivo ostras perleras, estrellas irisadas y corales,
a hurtadillas, por lo bajo,
aguantando, tercamente inevitables,
la tenaza de la asfixia y el rigor mortal.
.
Va juntando mi avaricia en las lluvias de detritos
los huesitos diminutos, las piedritas, las escamas y las plumas…
…y las alas de una que otra mariposa (vivas, intocadas, inmortales)…

…y las hojas sueltas de los libros con recuerdos de fogatas memorables,
de amores en los musgos, en las selvas, en los montes, o en las zarzas;
de amores dulces o amargos pero puros en su carne… ¡Corazón y sales!
.
Va arañando moribunda mi codicia

flores y pequeños tesoritos que acapara el hambre,
para presentarlos como ofrenda cuando tu mantel me llame.
.
Mientras no me encuentren, seré libre.
Mientras no me hallen, no tendrán completa su tarea infame.
¿Subyugar la esfera entera!!
.
Vida, musa mía, mientras yo te lata,
mientras no me maten o me venza el elemento,
seguirá encendida una vela humilde,
una insospechada vela sorda… ¡Adorarte!
.
Mientras no me apague, esa lucecita al menos, ¡¡esa no!!,
no puede, todavía, sofocarla nadie.
.
.